Prevención del cáncer de cuello de útero

Vacunación frente al VIRUS DEL PAPILOMA HUMANO (VPH)

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Vacunación cáncer de cuello uterino

En Clínica Mencía tenemos como objetivo conseguir que el mayor número de mujeres se vacunen para así poder protegerlas del cáncer de cuello de útero.
La vacuna es especialmente importante en los adolescentes, ya que éstos se pueden infectar cuando empiezan a ser sexualmente activos. Cada vez son más las mujeres que pueden estar protegidas frente a esta enfermedad, ya que se ha demostrado la eficacia de esta vacuna en mujeres de hasta 45 años.
La mayor parte de cánceres de cuello de útero están asociados al virus del papiloma humano (VPH), un virus muy común que se transmite fácilmente por vía sexual. La vacuna contra el cáncer de cuello de útero permite proteger a la mujer ante la infección de los tipos de VPH que puedan conducir al cáncer.

Hasta ahora existían en el mercado dos tipos de vacunas frente al VPH: una bivalente que previene de cáncer de cuello al proteger frente a los tipos de virus de alto riesgo (tipos 16, 18), y otra tetravalente que, además de esa acción, previene de verrugas vulvares, perianales, bucales (tipos 6, 11, 16, 18).
Recientemente, se ha presentado una nueva vacuna frente a 9 tipos del VPH (VACUNA NONAVALENTE) que está indicada para la inmunización activa de individuos, a partir de los 9 años de edad, frente a verrugas genitales, lesiones pre-cancerosas y canceres causados por los tipos de virus de VPH incluidos en la vacuna (tipos 6, 11, 16, 18, 31, 33, 45, 52, 58). Los tipos 31, 33, 45, 52 y 58 ocasionan cambios anormales en las células llamados displasias que son consideradas pre-cancerosas. Esta vacuna tiene el potencial de prevenir aproximadamente el 90 por ciento de lesiones por VPH en cuello uterino, vulva, vagina y ano.

La vacuna frente al VPH protege de la infección futura producida por los tipos de alto riesgo de VPH que pueden conducir al cáncer. Con la vacuna se inyectan unas partículas similares a los virus que producen una respuesta del sistema inmunitario, de tal manera que el cuerpo de la persona vacunada produce y acumula anticuerpos que pueden reconocer y atacar específicamente a esos tipos de los virus VPH.

La VACUNACIÓN está recomendada en TODA LA POBLACIÓN SEXUALMENTE ACTIVA de AMBOS SEXOS.

La pauta de vacunación es flexible siempre que se respete:

  • Intervalo mínimo entre primera y segunda dosis de al menos 1 mes.
  • Intervalo mínimo entre segunda y tercera dosis de al menos 3 meses.
  • Debe estar completada en el periodo de un año.

La pauta recomendada tras la primera dosis es revacunarse a los 2 y 6 meses.
La vía de administración es intramuscular, preferentemente en la en la parte superior del brazo (región deltoidea) o en la parte superior del glúteo (zona anterolateral).

Como efectos secundarios puede provocar enrojecimiento, molestias musculares leves o fiebre leve en un reducido porcentaje de casos. Esta vacuna permite realizar una prevención previa al estadio en que las lesiones son detectadas por citología o biopsia. Sin embargo, la revisión ginecológica anual sigue siendo imprescindible para controlar la salud de las mujeres y en particular para detectar tipos de cáncer de cuello de útero no asociados a los tipos contra los que protege la vacuna. Es fundamental hacer hincapié en que la vacuna protege frente a los virus que son responsables del 70% de los cánceres de cuello de útero, por lo tanto es importante detectar mediante la citología una posible alteración atribuible a un tipo de virus no incluido en la vacuna.

En Clínica Mencía luchamos contra el cáncer de cuello de útero. Ayúdenos en nuestro esfuerzo haciendo llegar este mensaje a las mujeres de su entorno y, entre todos, lograremos salvar la vida de muchas mujeres. Para más información sobre la vacunación, consulte en direccionclinicamencia.es

El Virus del Papiloma Humano

El virus del papiloma humano (VPH) se transmite fácilmente por vía sexual e infecta a hombres y a mujeres, pudiendo ser portadores asintomáticos del mismo durante un largo periodo de tiempo.
Existen más de 100 tipos de VPH, sin embargo, son 15 los tipos de VPH que han sido identificados como causantes de la mayoría de lesiones precancerosas y cánceres del cuello uterino. Algunos de ellos también afectan a la vulva, la vagina y al ano, pudiendo ocasionar cánceres en estas zonas, o verrugas genitales (condilomas).

8 de cada10 mujeres que inician relaciones sexuales tienen el virus del papiloma humano (VPH) al año, y que el 70% de los hombres y las mujeres entrará en contacto con el virus durante su vida.

El VPH se puede transmitir fácilmente mediante contacto genital. No necesariamente tiene que existir una relación sexual completa para contagiarse, ya que tanto los virus del papiloma humano no dañinos como los ligados al cáncer se transmiten por contacto de piel a piel. Por esta razón el uso rutinario de preservativo reduce, pero no impide totalmente, el riesgo de transmisión por VPH. De ahí la gran importancia de la vacunación previamente a comenzar las relaciones sexuales, al cambiar de pareja, o al comprobar en la citología que no se está infectado por éste virus.

El Cáncer de cuello uterino

El cáncer de cuello de útero no es hereditario. En la mayoría de ellos y de sus lesiones precursoras se detecta la presencia del VPH, aunque no todas las infecciones por VPH producirán un cáncer.
Casi todas las lesiones premalignas del cuello de útero se pueden tratar con éxito, si se detectan a tiempo ya que la presencia del VPH es necesaria pero no suficiente para el desarrollo de un cáncer de cérvix, ya que influyen otros cofactores como el tabaco, los anticonceptivos hormonales, la paridad, las coinfecciones, etc. Por tanto tan sólo un reducido grupo de mujeres con infección persistente por VPH presentan riesgo de desarrollar un cáncer de cérvix.

También debe tenerse en cuenta que el periodo entre la exposición al VPH y la aparición del cáncer es largo (10-15 años). Este proceso pasa por el desarrollo de lesiones precursoras lo que permite que pueden ser fácilmente identificadas y tratadas, con una probabilidad de curación de casi un 100% cuando se diagnostican tempranamente.

Prevención del Cáncer de Cuello de Útero

El mayor factor de riesgo para desarrollar un cáncer de cuello uterino es no realizar un control ginecológico periódico con citología (8 de cada 10 cánceres se detectan en mujeres sin cribado citológico).
La combinación del correcto control ginecológico periódico y la vacunación maximiza la eficacia de la de prevención precoz para combatir el cáncer de cuello de útero.

Hoy en día se puede aplicar un programa de prevención precoz para prevenir esta patología. El programa se basa en dos tipos de prevención:

  • Prevención primaria,consistente en la administración de la vacuna contra el VPH, y en evitar hábitos de riesgo (tabaquismo, el inicio precoz de las relaciones sexuales, la promiscuidad…).
  • Prevención secundaria que se basa en un correcto control ginecológico anual.

Prevención Primaria: la vacuna del VPH

El origen vírico de los casos de cáncer ofrece la posibilidad de prevenir tanto el contagio del VPH como sus lesiones precursoras gracias a la vacuna frente al VPH.
Esta vacuna permite realizar una prevención previa al estadio en que las lesiones son detectadas por citología o biopsia. La revisión ginecológica anual seguirá siendo imprescindible para controlar la salud de las mujeres y en particular para detectar tipos de cáncer de cuello de útero no asociados a los tipos contra los que protege la vacuna. Es fundamental hacer hincapié en que la vacuna protege frente a los virus que son responsables del 70% de los cánceres de cuello de útero, por lo que es importante detectar mediante la citología una posible alteración atribuible a un tipo de virus no incluido en la vacuna.

La combinación del correcto control ginecológico y la vacunación maximiza la eficacia del programa para combatir el cáncer de cuello de útero.

Prevención Secundaria: revisión ginecológica anual

Dado que la mayoría de pacientes con el virus del papiloma humano no presentan síntomas, su contagio puede pasar inadvertido. De ahí la importancia de que las mujeres se sometan a exploraciones ginecológicas y a citologías periódicas. Estos exámenes pueden facilitar la detección de cambios en las células antes de que la situación sea grave.
Casi todas las lesiones premalignas del cuello de útero se pueden tratar con éxito si se detectan a tiempo.